Le gusta la hora del té como a mí, pero hay
otra cosa en la que nos parecemos: a los dos nos gusta el acolchado de un nuevo quilt.
Me gusta acolchar a mano, ni siquiera he
intentado hacerlo a máquina porque me perdería una de las tareas mas
relajantes en la elaboración de un quilt y él me acompaña siempre.
Sólo hay que dejar que la aguja se mueva rítmicamente arriba y abajo entre los tres tejidos, siguiendo el diseño elegido.
Permitiendo que la mente encuentre sosiego, vagabundeando por los pensamientos
Él enseguida se acomodará entre sus pliegues.
No se puede estar más relajado.
Y es que... ¿quién se puede resistir a un cálido quilt y a un
reconfortante rayo de sol?.
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